La preeclampsia es una complicación del embarazo caracterizada por presión arterial alta. Generalmente, la preeclampsia comienza después de las 20 semanas de embarazo en mujeres cuya presión arterial había sido normal. Es un síndrome específico del embarazo que consiste básicamente en la aparición de hipertensión arterial y la presencia de niveles elevados de proteína en la orina.
La preeclampsia se refiere a una de las formas en que la hipertensión arterial puede presentarse en el embarazo, cuyo origen se relaciona con alteraciones en la placenta. Estas alteraciones dan origen a una disfunción de los vasos sanguíneos maternos de mujeres susceptibles. Aunque el signo más notorio de la enfermedad es una elevada presión arterial, puede desembocar en una eclampsia, con daño a los riñones, la placenta, el hígado, cerebro y otros órganos.
La eclampsia es la aparición de convulsiones o coma durante el embarazo en una mujer después de la vigésima semana de gestación, el parto o en las primeras horas del puerperio sin tener relación con afecciones neurológicas.
En el 75% de los casos, la preeclampsia es leve. Sin embargo, una mujer puede pasar de tener una preeclampsia leve a una grave, inclusive a una eclampsia completa en tan solo unos pocos días, en especial si no se trata.
La preeclampsia es mucho más común en mujeres con su primer embarazo, se estima que el 85% de las primerizas lo sufren, y la incidencia disminuye considerablemente en el segundo embarazo; En este segundo se reduce el riesgo, excepto en mujeres con una historia familiar de embarazos hipertensos, pero al mismo tiempo, el riesgo aumenta con la edad materna.
Si se presenta preeclampsia, el tratamiento más efectivo es dar a luz a tu bebé. Incluso luego del parto sentirte mejor llevará algún tiempo. Si se diagnostica preeclampsia en el embarazo demasiado temprano para dar a luz a tu bebé, tú y el médico enfrentan a una ardua tarea; Ya que el bebé necesita más tiempo para madurar, pero debes evitar ponerte a ti o a tu bebé en riesgo de sufrir complicaciones graves. En raras ocasiones, la preeclampsia se desarrolla después del parto, aunque sucede con menos frecuencia, sucede y la enfermedad se conoce como preeclampsia posparto.
Preeclampsia en embarazo anterior.
Periodo intergenésico mayor a 49 meses.
Hipertensión arterial crónica.
Enfermedad renal previa.
Diabetes Mellitus.
Trombofilias.
Indice de Masa Corporal (IMC) mayor o igual a 30 kg/m² (Las pacientes con IMC menor de 20 kg/m² o mayor de 25 kg necesitan mayor atención para su requerimiento dietético).
Mujeres mayores de 40 años.
Historia familiar de preeclampsia, diabetes mellitus, hipertensión arterial sistémica crónica e infertilidad.
Primipaternidad.
Factor paterno positivo para preeclampsia en pareja anterior.
Infección de vías urinarias recurrente.
Presión arterial media igual o mayor a 95 mm Hg en el segundo trimestre.
Ganancia excesiva de peso a lo esperado a edad gestacional.
Diabetes gestacional.
Sospecha de restricción en el crecimiento intrauterino (RCIU).
Embarazo múltiple.
Hidrops/degeneración hidrópica de la placenta.
A veces, la preeclampsia no provoca síntomas. La presión arterial alta puede presentarse lentamente o tener una aparición repentina. Controlar la presión arterial es una parte importante de tu cuidado prenatal, porque el primer signo de preeclampsia es con frecuencia, el aumento de la presión arterial. La presión arterial que supera los 140/90 milímetros de mercurio (mm Hg) o más, registrada en dos ocasiones con al menos cuatro horas de diferencia, es anormal.
Exceso de proteínas en la orina (proteinuria) u otros signos de problemas renales.
Dolores de cabeza intensos.
Cambios en la visión, entre ellos, pérdida temporal de la visión, visión borrosa o sensibilidad a la luz.
Dolor en la parte superior del abdomen, por lo general, debajo de las costillas y en el lado derecho.
Náuseas o vómitos.
Menor producción de orina.
Niveles más bajos de plaquetas en la sangre (trombocitopenia).
Función hepática alterada.
Dificultad para respirar, causada por la presencia de líquido en los pulmones.
La preeclampsia puede provocar aumento de peso repentino e hinchazón (edema), especialmente en el rostro y en las manos. No obstante, esto también ocurre en muchos embarazos normales, por lo que no se consideran signos fiables de preeclampsia.
La enfermedad puede hacer que la placenta se separe del útero (llamado desprendimiento de la placenta), provocar un parto prematuro o la pérdida del embarazo. En algunos casos, la preeclampsia puede provocar la falla de un órgano o un accidente cerebrovascular.
En la actualidad, las futuras madres rara vez mueren debido a la preeclampsia, pero este problema todavía es una causa de enfermedad y muerte importante en el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud, la preeclampsia y la eclampsia causan el 14% de las muertes maternas cada año, lo que equivale entre las 50,000 y 75.000 mujeres en todo el mundo.
En la preeclampsia sin complicaciones, la presión arterial alta y el aumento de las proteínas en la orina de la madre suelen resolverse dentro de las 6 semanas posteriores al nacimiento del bebé. Sin embargo, los estudios demuestran que las mujeres que tuvieron preeclampsia son cuatro veces más propensas a desarrollar hipertensión y dos veces más propensas a tener cardiopatías isquémicas (reducción del suministro de sangre al corazón, que puede provocar ataques cardíacos), coágulos sanguíneos en una vena y accidentes cerebrovasculares.
Por eso nuestra recomendación es que durante todo tu embarazo estés muy atenta a cualquier síntoma anormal que pueda poner en riesgo tu vida o la de tu bebé, lo mejor es visitar tu medico de confianza ante el primer signo de alarma.