Esta es una enfermedad crónica que afecta las vías respiratorias. El asma es una afección en la que se estrechan y se hinchan las vías respiratorias, lo cual produce mayor mucosidad. Las vías respiratorias son tubos que llevan el aire hacia dentro y fuera de los pulmones. Esta es una enfermedad crónica que se caracteriza por ataques recurrentes de disnea y sibilancias, (que son como silbidos al respirar), opresión en el pecho, dificultad para respirar y tos, que varían en severidad y frecuencia de una persona a otra. Los síntomas pueden sobrevenir varias veces al día o a la semana, con frecuencia la tos se presenta por la noche o en las primeras horas de la mañana.
Para algunas personas, el asma es una molestia menor. Para otras, puede ser un problema considerable que interfiere en las actividades cotidianas y que puede producir ataques de asma que pongan en riesgo la vida.
De acuerdo con los expertos, el asma no se diagnostica a menudo correctamente ni recibe el tratamiento adecuado, lo que limita la actividad del paciente y de su familia. Reflejo de esto es que de los 5.272.038 de personas que podrían tener asma en Colombia, sólo se atienden 285.000 casos cada año.
En el 2016, murieron por asma 180 personas, de ellas más del 70% eran menores de 70 años.
Para el período 2009-2016, de las personas que consultaron, el 20% fueron atendidas en urgencias y el 4% se hospitalizaron por asma.
Más de 46.000 personas fueron atendidas por crisis asmática en el 2017.
El promedio de estancia hospitalaria por asma es de cinco días.
Los síntomas del asma pueden ser leves, moderados o graves y entre ellos se incluyen:
Tos.
Jadeos.
Dificultad para respirar.
Sensación de opresión en el pecho.
Estos síntomas tienden a ser variables y pueden detenerse y volver a comenzar. A menudo pueden empeorar por la noche.
La causa del asma no es siempre clara. Sin embargo, hay a menudo factores que pueden desencadenar la sintomatología. Entre las reacciones más habituales se incluyen:
Infección respiratoria como un catarro o gripe.
Irritaciones provocadas por polvo, cigarrillos y diversos humos o vapores.
Productos químicos (y otras sustancias).
Alergias al polen, medicinas, animales, ácaros del polvo de la casa o ciertos productos de alimentación, especialmente conservantes y colorantes.
El ejercicio, sobre todo en ambientes fríos o secos.
Emociones, las risas o gritos muy fuertes pueden provocar síntomas, al acentuar el estrés.
Ciertas medicinas pueden provocar asma.
En los niños el asma es más común en varones que en niñas, pero en adultos, las mujeres son más propensas a tener asma. El asma frecuentemente se presenta en las familias. Si usted fuma durante el embarazo, su bebé tendrá mayor probabilidad de padecer asma. Si tiene niños y fuma, sus hijos tienen una mayor probabilidad de padecerlo. Los Bebés prematuros o con bajo peso al nacer tienen también una mayor probabilidad de desarrollar asma.
Asma alérgica: Aparece en relación con la exposición a sustancias alérgicas o neumoalergenos como el polen de las plantas, ácaros del polvo, o pelo de animales como perros y gatos. Suelen existir antecedentes familiares o personales de alergia.
Asma estacional: Su aparición está relacionada con el polen de las plantas; empeora en primavera o a finales de verano.
Asma no alérgica: Las crisis se desencadenan por sustancias irritantes (como el humo del tabaco, el humo de leña, desodorantes, pintura, productos de limpieza, perfumes, contaminación ambiental…etc.), infecciones respiratorias (gripe, sinusitis…), aire frío, los cambios repentinos de temperatura, o el reflujo gastroesofágico.
Asma ocupacional: Las crisis se desencadenan por la exposición a sustancias químicas del lugar de trabajo, como polvo de madera, metales, compuestos orgánicos, resinas plásticas…etc.
Asma inducida por el ejercicio: Desencadenada por el ejercicio o la actividad física. Los síntomas se presentan mientras el paciente realiza ejercicio, o poco tiempo después de finalizar la actividad física.
Asma nocturna: se puede presentar en pacientes con cualquier tipo de asma. Los síntomas empeoran a media noche, especialmente de madrugada.
Asma controlado: sin síntomas diarios o nocturnos; no necesita medicación de rescate. Las reagudizaciones son muy poco frecuentes.
Asma parcialmente controlado: Síntomas diurnos dos o más veces por semana, con algún síntoma nocturno. Es necesario el uso de medicación de rescate más de dos veces por semana, y las reagudizaciones son más frecuentes (una o más por año).
Asma no controlado: Con tres o más características del asma parcialmente controlado, las reagudizaciones son semanales.
Asma persistente: Los síntomas aparecen durante todo el año, y asma intermitente si solo se presentan en momentos determinados.
Asma intermitente: Los síntomas aparecen dos o menos veces por semana, y los síntomas nocturnos aparecen dos o menos veces al mes. Las crisis de asma o exacerbaciones suelen ser breves, y entre una crisis y la siguiente el paciente permanece asintomático. En las pruebas de función pulmonar, el FEM y/o FEV1 es mayor del 80% (se considera como normal el 100%), y la variabilidad es menor del 20% (los valores de las pruebas de función pulmonar o espirometría no cambian tras administrar medicación para dilatar los bronquios o broncodilatadores).
Asma persistente leve: Los síntomas aparecen más de dos veces por semana, pero no a diario, y los síntomas nocturnos aparecen más de dos veces al mes, pero no todas las semanas. En las pruebas de función pulmonar, el FEV1 es mayor del 80%, y la variabilidad se encuentra entre el 20 y el 30%.
Asma persistente moderado: Los síntomas aparecen todos los días, afectando la actividad normal y el sueño. Los síntomas nocturnos aparecen todas las semanas al menos una noche. El FEV1 está entre el 60 y 80%, y la variabilidad es mayor del 30%.
Asma crónico: Los síntomas son continuos. Las crisis o reagudizaciones son muy frecuentes y graves. Los síntomas nocturnos son prácticamente diarios. El FEV1 es menor del 60%, y la variabilidad mayor del 30% (los valores de la espirometría mejoran mucho tras administrar medicación broncodilatadora).
Para descartar otras posibles afecciones, como infección respiratoria o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el médico realizará una exploración física y hará preguntas sobre los signos y los síntomas, y sobre cualquier otro problema de salud.
También es posible que te sometas a pruebas de función pulmonar para determinar la cantidad de aire que inhalas y exhalas. Algunas de estas pruebas son las siguientes:
Espirometría. Esta prueba ofrece estimaciones sobre el estrechamiento de los tubos bronquiales al verificar la cantidad de aire que puedes exhalar después de una inhalación profunda, así como la rapidez con la que puedes exhalar.
Flujo máximo. Un medidor de flujo máximo es un dispositivo simple que mide la fuerza con la que puedes exhalar. Los valores de flujo máximo inferiores a los habituales son un signo de un posible mal funcionamiento de los pulmones y de que el asma podría estar empeorando. El médico te dará instrucciones específicas sobre cómo rastrear y abordar los valores bajos de flujo máximo.
La prevención y el control a largo plazo son la clave para detener los ataques de asma antes de que se manifiesten. El tratamiento, generalmente, implica aprender a reconocer los desencadenantes, tomar medidas para evitarlos y controlar la respiración para garantizar que los medicamentos diarios para el asma mantengan los síntomas bajo control. En caso de un ataque de asma, es posible que necesites usar un inhalador de alivio rápido, como salbutamol.
Los medicamentos adecuados para ti dependen de una serie de cuestiones, como tu edad, tus síntomas, los desencadenantes del asma y lo que sea más efectivo para mantener el asma bajo control.
Colabora con el médico para elaborar un plan de acción para el asma que detalle por escrito cuándo tomar ciertos medicamentos o cuándo aumentar o disminuir la dosis de medicamentos de acuerdo con los síntomas.