El plasma es un líquido transparente y ligeramente amarillento que representa el 55 % del volumen total de sangre. En el plasma se encuentran suspendidas las células sanguíneas: glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas, compuestos orgánicos y electrolitos. El principal componente es agua y representa 90% de su volumen. Las proteínas forman 9% y las sales inorgánicas, nutrientes y gases forman el 1% restante, según indica la Facultad de Medicina de la UNAM.
En la sangre también encontramos gran cantidad de proteínas que velan por el buen funcionamiento de nuestro organismo, entre las que destacan las siguientes:
Las inmunoglobulinas, defensas que nos protegen de las infecciones.
Los factores de coagulación, que son responsables, junto con las plaquetas, de detener el sangrado cuando nos cortamos.
La albúmina, una proteína que transporta hormonas y fármacos y los lleva hasta los tejidos.
Para el año 1.994 el plasma rico en plaquetas empezaba a ser un descubrimiento nuevo para la ciencia en general, cuando un grupo de cirujanos aplicó fibras autógenas al tejido esponjoso de un hueso mandibular. Dichas fibras autógenas implementadas allí consistieron en la separación de los componentes de una muestra de sangre, para extraer e implementar el plasma rico en plaquetas como un crioprecipitado (proteínas plasmáticas). El resultado fue que el PRP o Plasma Rico en Plaquetas logró consolidar el hueso de forma mucho más rápido que otros tratamientos.
Un par de años después, los científicos Mark y Cols, después de una serie de estudios concluyeron que el plasma rico en plaquetas aumentaba la concentración de trombocitos (células encargadas de curar las heridas) en los tejidos, y regeneraba las células debido a sus enormes reservas de proteínas bioactivas.
Cuando una persona ha sufrido grandes quemaduras o un accidente grave, la transfusión de plasma ayuda a detener hemorragias y recuperar el volumen sanguíneo.
El plasma es un muy buen descubrimiento que diariamente salva miles de personas, sin embargo la FDA informa que está preocupada y hay riesgo de salud pública por la promoción y el uso de plasma para fines cómo:
Envejecimiento normal
Pérdida de memoria
Demencia
Parkinson
Esclerosis múltiple
Alzheimer
Enfermedad cardíaca
Trastorno de estrés postraumático
Tratamientos estéticos cómo (adelgazar, aumentar el tamaño del busto o glúteos y reducir medidas)
No existe un beneficio clínico comprobado de la infusión de plasma para curar, mitigar, tratar o prevenir estas afecciones, y existen riesgos asociados con el uso de cualquier producto de plasma.
En general la FDA, desalienta enérgicamente a los consumidores para que realicen esta terapia fuera de los ensayos clínicos bajo la junta de revisión institucional apropiada y la supervisión normativa.