En el país del Sagrado Corazón existe un sueño interno, ese en el que algunos colombianos que viven en ciudades pequeñas desean poder triunfar: Vivir en las grandes capitales, queriendo garantizar el hecho de alcanzar sus objetivos más preciados pues van tras la búsqueda de un mejor futuro. Pareciera haber un plan: “estudiar, graduarse y trabajar”, suena “sencillo”, pero nunca es fácil.
Así lo relata el Doctor, Juan Carlos Niño, Médico Tolimense, entregado a su profesión. Pediatra, igual que su padre, quién le inculcó el amor por esta carrera.
¿Lo más difícil al comenzar?
“El sacrificio inmenso de vivir en una ciudad caótica como Bogotá. En mis primeros años sufrí mucho, recuerdo mucho las noches enteras de insomnio, estudio, frio y dificultades para adaptarme, tanto a la ciudad, como a la universidad”.
Como todo médico recién graduado, realizó su año rural y luego contrajo matrimonio. Sin embargo, nunca esperó que la vida lo fuera a sorprender con una noticia devastadora: “Dos meses luego de mi matrimonio, mi padre, quien era mi mayor apoyo, muere en un accidente de tránsito”.
Pese al dolor, el Doctor Niño, quien también es Neonatólogo, contó con un sistema de apoyo incondicional lo cual es, en gran medida y sumado a su entereza, lo que le ha permitido ser quien es hoy:
“Mi madre, muy valientemente, nos ayudó a cada uno de sus cuatro hijos, a ella también le estoy muy agradecido. La situación se hizo un poco más dura cuando, un año después hice mi especialización. Ya casado y con una hija, tres años dedicado a estudiar y a trabajar”.
Niño empezó a ejercer su carrera profesional muy joven pues, un día después de graduado, por allá en 1989, ya tenía su consultorio médico y con mucha decisión había comenzado sus labores como pediatra, camino que lo llevaría a establecerse en la capital musical de Colombia hasta lograr seguir con sus estudios posgraduales, así como él lo comenta: “Ya más maduro y más estable en la parte económica, hice la sub especialización en Neonatología. Aunque fue duro, resultó mucho más llevadero. Hoy en día me siento realizado con mi profesión”.
La felicidad del trabajo bien hecho
Tan contento y cómodo se siente con lo que hace, el pediatra y neonatólogo tolimense no considera que este oficio tan respetado sea, simplemente, un trabajo, es algo que va mucho más allá pues para el doctor, “la alegría inmensa que se contagia al ver niños, la infancia es la época de la vida en que son la expresión máxima del amor, la sinceridad y honestidad” son momentos en la vida que no tienen precio.
Por esta razón, su trabajo es vocacional y se refiere a él también como un servicio pues este fue su propósito, es así como asegura que “en mi mente siempre ha estado primero el servicio a los demás, considero mi profesión como mi apostolado”.
Por supuesto que siempre existen dificultades
Sin embargo, no todo en su trasegar como médico ha sido felicidad, también se ha encontrado con dificultades, en ocasiones es complejo no relacionarse un poco más con sus pacientes, su carisma lo hace sensible ante casos que lo han confrontado consigo mismo y él lo relata: “Uno siempre se involucra. Cuando se tiene hijos y se ama, ¿cómo no involucrarse? A mis pacientes los trato como si fueran hijos míos”.
Además, existen otros factores que resultan siendo un poco complicados en el ejercicio de su carrera. Lastimosamente, en países que se encuentran en vía de desarrollo como Colombia, la situación en muchas áreas del conocimiento como la medicina, el avanzar se hace muy lento y quienes las ejercen deben luchar con todas sus fuerzas para seguir adelante.
Ante esta situación, el Dr. Niño cree que, aunque existen algunos progresos, todavía hay mucho por hacer y afirma que:
“Al momento estamos muy quedados en atención pediátrica. La ley 100 dice que cada niño debe ser atendido por un pediatra, sin embargo, muy pocas entidades en Colombia contratan pediatras para realizar, por ejemplo, consulta de urgencias. Llegar a una consulta externa prioritaria con un pediatra se presenta a un tiempo no acorde con las necesidades y, en general, falta mucho para que el plan de promoción y prevención se ajuste en este sentido”.
De todas maneras, el trabajo también se disfruta
No obstante, nada ha sido un obstáculo para este galeno el cual disfruta en demasía el deporte, hasta el punto en que, probablemente, si no fuera Pediatra Neonatólogo, sería medico deportólogo o nutricionista del deporte. De todos modos y como él mismo lo mencionó, no se arrepiente de ser el hombre y el médico que es, al punto en que aconseja a quienes lean esta crónica, trabajar en lo que les haga felices: “Háganse pediatras si aman los niños. El trabajo debe ser un hobbie, de tal forma que se la gocen con ellos todo el tiempo”.
Fuente: Dr. Juan Carlos Niño