La bronquitis es la inflamación de los bronquios. Es decir, esos “tubos” que conectan tráquea y pulmones se inflaman y se llenan de mucosidad. Esto no deja que el aire circule con normalidad, lo que provoca dificultad para respirar y las típicas sibilancias (pitidos) al respirar.
Cada vez que respiramos inhalamos oxígeno por la nariz y la boca, que pasa por la laringe y la tráquea hasta llegar a los pulmones a través de los bronquios. Estos conductos se ramifican en otros más pequeños, llamados bronquiolos, que a su vez terminan en minúsculas bolsas de aire, denominadas alvéolos. Se estima que hay unos 300 millones de alvéolos en cada pulmón y son los encargados de intercambiar el oxígeno y el dióxido de carbono.
La bronquitis es el resultado de la inflamación del tejido que recubre los conductos bronquiales. Estos conductos, son también el canal de salida de las secreciones, cuando los bronquios están inflamados o infectados entra menos aire a los pulmones y también sale menos cantidad. Como consecuencia, se tose mucho expulsando flema. Este delicado tejido que produce mucosidades, cubre y protege al sistema respiratorio, los órganos y los tejidos involucrados en la respiración. Cuando una persona padece de bronquitis, puede ser más difícil que el aire realice su recorrido normal dentro y fuera de los pulmones; los tejidos se irritan y como consecuencia, se producen más mucosidades.
Cuando inhalas o recibes aire, pequeñas vellosidades cerca del orificio de tu nariz filtran el polvo, polen y otras bacterias que se reproducen en el aire. Otras partículas que no son filtradas en este proceso se adhieren a la superficie de la membrana mucosa denominada cilia. Sin embargo, en algunas ocasiones, los gérmenes atraviesan la cilia y otros sistemas de defensa en el tracto respiratorio ocasionando la enfermedad.
Los principios de bronquitis se pueden fácilmente confundir con otros males menos problemáticos. Cuando las vías respiratorias están irritadas, se forma una mucosidad espesa en ellas. La mucosidad tapona las vías respiratorias y dificulta el ingreso de aire a los pulmones, la bronquitis causa una tos que produce mucosidad, dificultad para respirar, Fatiga, Fiebre ligera y escalofríos y una sensación de opresión en el pecho.
Agudas: De reciente aparición y poca duración.
Crónicas: Se debe sospechar cronicidad cuando una persona padece más de dos episodios anuales de bronquitis, en este caso debes ser valorado por tu médico de confianza.
Infecciosa: Que en ocasiones se acompaña de febrícula o fiebre y podemos distinguir dos tipos:
A). Vírica: Los virus suelen producir secreciones transparentes o blanquecinas. No se trata con antibióticos porque no combaten a este tipo de microorganismo.
B). Bacteriana: Las secreciones son amarillentas o verdosas. Se suelen tratar con antibiótico.
Irritativa: El ambiente cada vez más cargado con agentes contaminantes o humo de tabaco puede favorecer la aparición de bronquitis.
Alérgica: En este caso depende de la predisposición del individuo a que determinados alérgenos del ambiente, principalmente los ácaros, pólenes y epitelio de animales, desencadenan la inflamación bronquial.
La Bronquitis aguda de la enfermedad suele estar asociada a infecciones. Es muy habitual la bronquitis aguda por infección viral, es decir, un virus infecta las vías aéreas y produce la inflamación de los bronquios. En ciertas ocasiones puede tratarse de una bacteria, aunque es menos frecuente; y muy rara vez es una infección por hongo la causante de la afección. Su duración aproximada suele estar en las tres semanas como máximo, salvo complicaciones o causa bacteriana.
Generalmente se encuentran involucrados los virus del catarro simple. Por ello, los síntomas de esta bronquitis aguda comienzan en muchos casos con dolor de garganta, goteo nasal o sinusitis; y posteriormente se expande hasta los bronquios, produciendo la inflamación de los mismos y dificultando el paso de aire hasta los pulmones. Es en este momento cuando aparece la tos, ya que es un mecanismo de defensa de las vías aéreas, que se pone en marcha cuando se detecta algún problema: un cuerpo extraño, una infección, una inflamación o una irritación; también aparece la dificultad para respirar y la opresión en el pecho. Pueden escucharse sibilancias, que no son más que el ruido que hace el aire al pasar por las vías respiratorias estrechadas.
La Bronquitis crónica se enmarca dentro del grupo de enfermedades llamadas pulmonares obstructivas de carácter crónico. Muy frecuentemente va asociada a fumadores activos; y en ocasiones, puede desarrollarse tiempo después de que el paciente haya abandonado el hábito. En los fumadores pasivos también puede darse, aunque es mucho menos probable que en fumadores activos. El humo del tabaco irrita la mucosa de los bronquios, produciendo la inflamación. Uno de los motivos más frecuentes por los que una persona con bronquitis crónica se descompensa es el desarrollo de una bronquitis aguda en las estaciones de otoño e invierno, con necesidad de atención médica e ingreso en muchas ocasiones.
Hay otros muchos factores que pueden producir bronquitis crónica, como la exposición constante a ciertos productos cuyos vapores pueden irritar los bronquios; la contaminación. La bronquitis aguda que se repiten muy a menudo o que se complican con infecciones pueden acabar produciendo bronquitis crónica; y también parece haber un componente genético o familiar que predispone a desarrollar bronquitis.
Se estima que cada año se produce en el mundo 33,8 millones de nuevos casos de bronquiolitis, especialmente en niños (incluyendo los neonatos), de los cuales, el 96% ocurre en países en vías de desarrollo. De los 33,8 millones de episodios calculados, al menos 3,4 millones osea el (10%) fueron graves y requirieron hospitalización.
Debido a que la bronquitis en la mayoría de las ocasiones es ocasionada por un virus, los antibióticos no se consideran capaces de ser considerados tratamientos, al solamente funcionar ante cuadros bacterianos. Es por ello, que la medicación y el proceso de tratamiento de la bronquitis tiene que estar dirigido a tratar con los síntomas. De esta manera, los inhibidores de tos se presentan como las primeras recetas, ya que buscan deshacerse de la flema y de la mucosa.
A ellos, los siguen otra gama de medicamentos, los cuales buscan únicamente lidiar con la inflamación en las vías respiratorias, aparte de otros males, como el asma o la presencia de alergias. Si se trata de bronquitis crónica, las terapias pulmonares son altamente recomendadas, buscando trabajar y fortalecer los pulmones.
El proceso de recuperación de la bronquitis dependerá de la tipología, en el caso de ser aguda esta puede durar un máximo de 3 semanas. Mientras que si es crónica, estas solamente puede ser controlada o disminuida su recurrencia, siendo muy pocos los casos donde se llegan a curar por completo.