Este próximo Jueves 11 de Abril se celebrará el Día Mundial del Parkinson, es por eso que hemos decidido escribir este post, en el que hablaremos de qué es exactamente esta enfermedad, cómo se presenta, cuál es su sintomatología y que puedes hacer si eres diagnosticado.
La enfermedad de Parkinson (EP) es un trastorno neurodegenerativo que afecta al sistema nervioso de manera crónica y progresiva. Ocurre cuando las células nerviosas (neuronas) no producen suficiente cantidad de una sustancia química importante en el cerebro conocida como dopamina, la cual es responsable de ayudar a los movimientos del cuerpo y de regular el estado de ánimo de una persona.
La enfermedad es producida por un proceso neurodegenerativo multisistémico que afecta al sistema nervioso central, esto quiere decir que neuronas de diferentes partes del cerebro se van lesionando y mueren antes de tiempo. Las células más afectadas son aquellas que se encuentran en una sustancia negra y que producen un neurotransmisor llamado dopamina. Esta sustancia es la que estimula otro grupo de neuronas para ayudar en el control de los movimientos.
Por la degeneración de la sustancia negra se disminuyen los niveles de dopamina, apareciendo los trastornos característicos de la enfermedad. Sin embargo, hay muchos otros grupos neuronales que también se van degenerando, lo que provoca la aparición de síntomas motores y no motores, esta enfermedad es crónica y afecta de diferentes maneras a cada persona que la padece, la evolución puede ser muy lenta en algunos pacientes y en otros puede evolucionar más rápidamente.
Según la Asociación Colombiana de Neurología, el parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa con mayor prevalencia en el mundo, después del Alzheimer. En Colombia hay más de 220.000 personas con parkinson, quienes están seriamente afectados en el sistema nervioso central y en la movilidad.
A día de hoy no se conoce la causa última de la Enfermedad del Parkinson. Sin embargo, se considera que podría deberse a una combinación de factores genéticos, medioambientales y los derivados del propio envejecimiento del organismo.
La edad es un claro factor de riesgo, siendo la edad media del inicio entre los 55-60 años. Así, la prevalencia aumenta exponencialmente a partir de la sexta década de vida. Cuando la EP aparece antes de los 50 años, se denomina EP de Inicio Temprano.
El 90% de los casos de párkinson son formas esporádicas, es decir, no se deben a una alteración genética concreta. No obstante, se estima que entre el 15% y el 25% de las personas que tienen la enfermedad cuentan con algún pariente que la ha desarrollado.
Algunos estudios citan como factor de riesgo el consumo continuado a lo largo de los años de agua de pozo o haber estado expuesto a pesticidas y herbicidas.
Exceptuando los casos inducidos por traumatismos, drogodependencias y medicamentos, y algunas formas hereditarias en ciertos grupos familiares. Existen numerosas teorías que intentan explicar el deterioro neurológico que produce esta patología. Se cree que algunos pesticidas y toxinas, junto a cierta predisposición genética, podrían ser los desencadenantes de la enfermedad. También se estudia la posibilidad de que el origen se encuentre en los radicales libres, moléculas que desencadenan un proceso de oxidación que daña los tejidos y las neuronas, el genético es otro de los factores barajados como causantes de esta patología.
Los primeros síntomas de la enfermedad de Parkinson son leves y se van haciendo cada vez más notorios con el paso del tiempo. El cuadro inicial típico registra dolores en las articulaciones, dificultades para realizar movimientos y agotamiento. La caligrafía también empieza a cambiar y se torna pequeña e irregular. En el 80% de los pacientes los síntomas comienzan en un solo lado del cuerpo y luego se generalizan. Asimismo, el carácter varía en los primeros estadios, por lo que es habitual la irritabilidad o la depresión sin causa aparente. Todos estos síntomas pueden perdurar mucho tiempo antes de que se manifiesten los signos clásicos que confirman el desarrollo de la enfermedad.
Lentos y rítmicos. Predominan estando en reposo y disminuyen al hacer un movimiento voluntario. No necesariamente los presentan todos los pacientes.
Resistencia a mover las extremidades, hipotonía muscular.
Lentitud de movimientos voluntarios y automáticos. Falta de expresión de la cara. Escritura lenta y pequeña (micrografía). Torpeza manipulativa.
Inclinación del tronco y la cabeza hacia delante. Codos y rodillas están como encogidos.
Marcha lenta, arrastrando los pies. A veces se dan pasos rápidos y cortos (festinación), con dificultad para pararse. Episodios de bloqueo (los pies parecen que están pegados al suelo).
Reflejos alterados, fáciles caídas.
Insomnio para coger el primer sueño, sueño muy fragmentado en la noche, despertarse muy temprano y no volver a dormirse, pesadillas vívidas, gritos nocturnos, somnolencia diurna.
Al principio de la enfermedad no es nada fácil de diagnosticar porque los síntomas son leves, poco específicos y pueden llevar a confusión. La primera fase del parkinson no suele presentar todos los síntomas corrientes y típicos, por ejemplo el temblor y la rigidez.
Dolores articulares pseudo-reumatológicos.
Cansancio (que se suele achacar al exceso de trabajo, etc...)
Arrastrar un pie.
Dificultades al escribir (letra pequeña e ilegible).
Cuadro depresivo de larga duración.
Hohen y Yhar establecieron los 5 niveles “estadíos” clásicos de progresión de la enfermedad de Parkinson. Hay que hacer hincapié de nuevo en que no todos los pacientes que la sufren van a evolucionar hasta los últimos niveles:
Estadío 1: Síntomas leves, afectan sólo a una mitad del cuerpo.
Estadío 2: Síntomas ya bilaterales, sin trastorno del equilibrio.
Estadío 3: Inestabilidad postural, síntomas notables, pero el paciente es físicamente independiente.
Estadío 4: Incapacidad grave, aunque el paciente aún puede llegar a andar o estar de pie sin ayuda.
Estadío 5: Necesita ayuda para todo. Pasa el tiempo sentado o en la cama.
Solamente el 15% de los afectados de parkinson llega a padecer un grado de deterioro motor tan grave que necesite ayuda constante para hacer cualquier actividad, depender de otras personas y pasar la mayor parte del tiempo en una silla o en la cama, sin poder moverse en absoluto por sí mismo.
Hable con su médico para que juntos desarrollen un plan de cuidado, el cual puede incluir lo siguiente:
Evaluación de un neurólogo, el cual es un médico especializado en el cerebro, para que le haga una evaluación completa sobre sus síntomas, puedes consultar a la Dr. Maria Victoria Isaacs Pardo, Psicóloga Magister en Neuropsicología Clínica.
Evaluación y atención de un terapista ocupacional, terapista físico y/o terapista de lenguaje.
Consulta con un trabajador social.
Comience una rutina de ejercicio para retardar el avance de síntomas más severos.
Hable con sus familiares y amigos quien le pueden brindar el apoyo que usted necesita.
Hoy por hoy no se conoce una alimentación, estilo de vida o ejercicios que puedan proteger de padecer parkinson.
Por desgracia NO hay cura definitiva para el párkinson. Por ello se dice que es una enfermedad crónica e incurable. Pero hoy en día hay diferentes recursos médicos y no-médicos para detectar los síntomas, ralentizar la evolución de la enfermedad y mejorar eficazmente la calidad de vida de los pacientes.
Temblor
Rigidez
Bradicinesia
Inestabilidad
Depresión
Dificultades para tragar y masticar
Problemas urinarios
Estreñimiento
Trastornos del sueño
Pérdida de expresividad
Acinesia
Aumento o pérdida de peso
Hiposmia
Las personas con esta dolencia y sus cuidadores necesitan apoyo, información y comprensión durante todas las etapas de la enfermedad. Se estima que entre el 24% y el 53% de los pacientes de párkinson son dependientes y el 50% de los cuidadores o familiares que están a cargo de los mismos, se ven forzados a dejar definitivamente su trabajo para dedicarse a su cuidado. Por lomismo recordamos que la detección precoz de la enfermedad es clave para tratar sus síntomas, ya que suelen pasar entre 1 y 5 años desde el primer síntoma hasta el diagnóstico definitivo de la enfermedad. Pero también es importante remarcar que los pacientes que siguen un adecuado tratamiento complementado con un proceso de rehabilitación acorde con su sintomatología, pueden detener la evolución de la enfermedad notablemente, ayudando a que ésta no sea tan rapida mejorando su calidad de vida.